El Protocolo Familiar tiene una importancia significativa para las empresas familiares en España, sirviendo como una herramienta crítica para regular la propiedad, la toma de decisiones y la continuidad a lo largo de las generaciones. De hecho, las empresas familiares en España representan el 90% del tejido empresarial español.
El Protocolo Familiar es fundamental para desarrollar mecanismos que mantengan el capital dentro de la familia a lo largo del tiempo y para garantizar que la administración de la empresa permanezca dentro de los miembros de la familia, preservando así el carácter familiar del negocio.
El Protocolo Familiar se configura como un documento esencial en la gestión de las relaciones entre los miembros de la familia y con la empresa. Permite anticiparse a los futuros conflictos que puedan surgir en el seno de la compañía y de la misma familia, además de facilitar el relevo intergeneracional. Un protocolo familiar, también conocido como acuerdo familiar o constitución familiar, es un documento integral que describe las intenciones, compromisos y recomendaciones de la familia para el futuro de su empresa familiar. Sirve como un marco orientador para preservar la propiedad de la empresa dentro de la familia y garantizar su éxito a largo plazo. Su objetivo es plasmar por escrito las reglas que regulan las relaciones comerciales y profesionales entre los miembros de la familia y la empresa.
Uno de los objetivos principales de una empresa familiar es mantener la propiedad del capital social dentro de la familia. Esto garantiza que la visión, los valores y los compromisos a largo plazo de la familia con el negocio se mantengan intactos. También permite una mejor toma de decisiones, ya que los miembros de la familia suelen estar profundamente involucrados en el éxito de la empresa.
Para mantener la propiedad del capital social dentro de la familia, una empresa familiar puede emplearse varias estrategias. Estas incluyen una planificación adecuada de la sucesión, la inclusión de cláusulas en los estatutos sociales que restrinjan la transferibilidad de las acciones y participaciones, y la firma de un protocolo familiar. El protocolo familiar a menudo incluye recomendaciones u obligaciones que afectan a la esfera privada de los miembros de la familia, como el compromiso de casarse bajo el régimen de separación de bienes y el compromiso de hacer testamento, limitando la disposición de las acciones o participaciones en la empresa familiar.
Un Protocolo Familiar bien redactado anticipa diversas circunstancias que podrían llevar a una transferencia no deseada de acciones o participaciones. Incluye disposiciones como la planificación de la sucesión, restricciones a la transferibilidad de acciones y cláusulas que salvaguardan la continuidad del negocio dentro de la familia.
Una recomendación común incluida en un protocolo familiar es el compromiso de casarse bajo el régimen de separación de bienes. Al casarse bajo este régimen, los miembros de la familia pueden proteger la empresa familiar de posibles complicaciones derivadas de un divorcio. Este compromiso ayuda a salvaguardar los activos del negocio y evita la dilución de la propiedad familiar.
Otra recomendación es la limitación de la disposición de la herencia en la empresa familiar. Un protocolo familiar puede alentar a los miembros de la familia a hacer testamento, especificando que sus acciones o participaciones deben ser heredadas por otros miembros de la familia o incluso por la propia empresa. Esta limitación ayuda a garantizar que la propiedad del negocio permanezca dentro de la familia.
Si bien la exigibilidad legal de estos compromisos puede ser limitada, se pueden incluir mecanismos en el protocolo familiar y en los estatutos sociales para promover el cumplimiento. Se pueden agregar disposiciones para restringir la transferibilidad de acciones, establecer derechos de primera opción o incluir derechos de rescate. Estos mecanismos ayudan a garantizar que los miembros de la familia cumplan con los compromisos establecidos en el protocolo familiar.
Las cláusulas de penalización disuasorias, como las incluidas en el protocolo familiar para sancionar el incumplimiento de un socio pueden no ser válidas. Dado que los compromisos mencionados en el protocolo familiar afectan a la esfera privada y no son legalmente exigibles,las cláusulas de penalización que sancionan dicho incumplimiento pueden considerarse nulas. Sin embargo, se pueden incluir otros mecanismos, como limitaciones a la transferilibidad de acciones u obligaciones de venta, en el protocolo familiar en los estatutos sociales para garantizar el cumplimiento de los compromisos o minimizar sus efectos en caso de incumplimiento.
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